Muchos pacientes acuden a mi consulta solicitando un rejuvenecimiento facial. La gran mayoría no me piden recuperar el aspecto que tenían hace 20 o 30 años.
Quieren aparentar la edad que tienen pero verse bien, lo mejor posible. En definitiva disimular algunas arrugas, mejorar la calidad de la piel y recuperar el tono facial, reduciendo la flacidez. Existen varios tratamientos que nos ayudaran a conseguir este objetivo:
· Reducir las arrugas de expresión con moduladores musculares.
· Utilizar los rellenos de ácido hialurónico para rellenar pequeños pliegues, al mismo tiempo que hidratamos capas profundas y regenerando el colágeno y la elastina.
· Mejorar la laxitud y dar tonicidad a las mejillas con hilos tensores.
Si la piel está muy dañada y los pliegues son profundos, podremos conseguir mejoría, pero no una reparación total si queremos mantener la naturalidad. Por eso siempre aconsejo hacer prevención cuando los primeros signos de envejecimiento aparecen, realizando estos tratamientos con suavidad.
Si lo que más preocupa al paciente es la laxitud de mejillas y zona del cuello, tendremos que plantear cirugía para conseguir un resultado óptimo. Un lifting bien realizado consigue unos resultados muy satisfactorios. No se trata de estirar sólo la piel. Hay que recolocar el músculo y la grasa en su posición inicial.
La clave del éxito es reposicionar, estirando lo justo para que el resultado sea bello y natural. Muchos pacientes no quieren pasar por quirófano. No pasa nada. Realizaremos los tratamientos médicos antes explicados con el objetivo de la máxima mejoría.
Una pequeña intervención con grandes beneficios es la blefaroplástia: quitar el exceso de piel y de grasa de los párpados. Muchas veces la podemos realizar con anestesia local. Los párpados recuperan su luminosidad y esto rejuvenece mucho el rostro.
Importantísimo ponerse en manos de un especialista con conocimientos amplios en anatomía facial, experiencia y sentido común. Yo siempre recomendaré un/a cirujan@ plástic@
La cara es muy importante. Es el reflejo de nuestra personalidad. La comunicación verbal y visual es nuestra presentación al relacionarnos. Debemos quedar satisfechos y seguros con los resultados, que deben ser siempre naturales.
