Me quejo, me estanco, me culpo y me “deprimo”

Por Yolanda Aysa, Psicóloga sanitaria de Aïna Salut i Benestar. Nº COL. 13625

Hoy en día, oímos palabras como “autoestima”, “empoderamiento”, “inteligencia emocional”, “autoliderazgo” referidas a vencer la desmotivación, la depresión, la ansiedad… síntomas/actitudes cada vez más generalizados e instalados entre nosotr@s… Pero, ¿qué significa todo ello en realidad?

La autoestima sería el grado de aprecio que sentimos hacia nuestra persona, capacidades, habilidades y actitudes. La construimos en base al amor, la protección y el cuidado respetuoso que recibimos ó no, de nuestros adultos de referencia.

Es la base de la autoconfianza que nos permite desarrollarnos emocionalmente sanos. Y desarrollarla se refiere a practicar los “pilares” sobre los que se asienta, que hoy denominamos “inteligencia emocional”:

El autoconocimiento que es dialogar con nosotros mismos para saber cuáles son nuestros límites y capacidades; nuestros gustos, objetivos y metas; los valores y creencias que nos identifican; las emociones y sentimientos que de dichas creencias se derivan; y nuestras actitudes frente a la “realidad” externa que interpretamos.

La autoaceptación que tiene que ver con expresarnos tal como somos desde nuestra “autenticidad”, o sea, aceptando no sólo nuestras capacidades y habilidades, sino también nuestras limitaciones y “defectos”.

El autocontrol y la asertividad que se refiere a expresar nuestras emociones, creencias y deseos de forma adecuada y proporcionada a la situación. Siendo empáticos o teniendo en cuenta también las necesidades y/o deseos del otro. De modo que, priorizándose cada uno, ambos encontremos un sentido beneficioso a la relación. Y en caso contrario, establezcamos nuestros límites, expresando nuestro desacuerdo y protegiendo nuestra integridad.

La autorresponsabilidad, es decir, asumir las consecuencias de nuestras decisiones sin victimizarnos, sin culpabilizar a otros o a las circunstancias de las consecuencias de nuestras decisiones, estando dispuestos a aceptar nuestros errores y a perdonarnos (considerándonos inocentes) aprendiendo de ellos y reparando los posibles daños causados.

La autodeterminación, la automotivación, el compromiso y la coherencia que se refiere a desarrollar recursos suficientes para ejecutar y perseverar en la consecución de nuestras metas, invirtiendo tiempo y esfuerzo, enfrentándonos a las adversidades y siendo coherentes con nuestros valores y prioridades vitales.

Por lo tanto, desarrollar nuestra autoestima y nuestra inteligencia emocional tiene el sentido de empoderarnos o hacernos conscientes de nuestra capacidad o poder para liderar nuestra vida. Lo cual implica desconectar el “piloto automático” de queja e inacción en el que a veces andamos “cómoda o incómodamente” instalados y dejar de reaccionar a lo que sucede a nuestro alrededor. Empoderarnos es dejar de quejarse y pasar a la Acción Consciente, tomando distancia y con perspectiva, observarnos y observar, escucharnos y escuchar, reflexionar y elegir consciente y responsablemente cuál puede ser la mejor decisión, desde nuestra voluntad y teniendo en cuenta a los demás, elegir la acción serena, útil, y comprometida en cada pequeña decisión de las miles que tomamos (muchas de ellas de forma inconsciente) a lo largo del día, del mes o de la vida.

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