El ácido hialurónico se está utilizando como substancia de embellecimiento facial desde hace más de 20 años. Diferentes estudios científicos así lo avalan: por ejemplo, la Universidad de Michigan constató que la inyección por debajo de la epidermis en un grupo de voluntarias estimulaba la creación de colágeno y el engrosamiento de zonas que se habían arrugado y vaciado por el proceso de envejecimiento cutáneo.
Esto produce un efecto antiarruga, no solo por el relleno y elevación por la substancia inyectada, sino también por la captación y regeneración en profundidad, que se demostró que es progresivo, notándose más entre seis meses y un año después de las inyecciones.
Este efecto de hidratación profunda es único, efectivo y natural, ya que es generado por el propio cuerpo. Así, podemos asegurar que las aplicaciones de ácido hialurónico por debajo de la epidermis son un tratamiento eficaz, perdurable y natural.
Resulta muy efectivo en pieles aún jóvenes, con arruga fina, en las que el problema es la pérdida de consistencia y deshidratación de las capas profundas.
Es cierto que la cara está en continuo movimiento, por lo que el hecho de arrugar con la sonrisa y la gesticulación hará necesario repetir las aplicaciones si queremos regenerar de manera continua. Pero el hialurónico ya aplicado mantendrá su efecto.
En caras en las que las arrugas ya son muy marcadas y la piel ha perdido mucho su tersura, el ácido ya no resultará tan eficaz y será preciso buscar otros tratamientos, posiblemente quirúrgicos, para solucionar la flacidez. La aplicación del ácido hialurónico en cara se realiza en 1 o varias sesiones.
Se aplica un anestésico local para dormir la zona y entonces inyectamos el producto muy superficial por debajo de la piel. Pueden aparecer morados e inflamación, por lo que es conveniente no tener compromisos sociales durante 7-10 días. Pasado este tiempo el efecto ya es visible por el propio volumen del producto.
A medida que pasan los meses aparece el efecto regenerador profundo, que es perdurable, mejorando la calidad y luminosidad del rostro.
